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domingo, 14 de octubre de 2012

Sobre la adolescencia perpetua

Últimamente le doy vueltas a una idea que me sobrevino hace algún tiempo, la evidencia de que esta sociedad nos ha dado un rol, un lugar, a los que ya no somos jóvenes (para papá Estado y las estadísticas, es decir, más de 30 años) ni viejos (no me atrevo a poner edad, pero vamos, supongo que sabeis a que me refiero) ni todo lo contrario, deambulamos por el páramo de una mediana edad, sin poder desempeñar ningún nuevo papel, angustiados por el futuro (qué futuro?), cuando aún no hemos saboreado el presente. Temerosos de perder el "bienestar" que nos vino regalado y jamás hemos valorado.

Así que cada uno desempeña lo mejor posible el rol que nos incrusta el grupo, clan o tribu que en muchos casos no es otro que el de perpetuos adolescentes.
Y allá vamos, a lo loco, consumiendo ropa que algún modisto con mala leche diseña para ridiculizarnos, estoy seguro, venga a probarte pantalones que enseñan la hucha al agacharse, en tiendas con música chimpum, chimpum, que sólo falta que te pongan cubatas para que sean una disco. Atendidos por unas mujeres impresionantes y también muy adolescentes en ropa, contrato y actitudes, mujeres inalcanzables incluso en nuestras adolescentes ensoñaciones.

Y que decir de la dureza del sexo adolescente, por los largos periodos de ausencia y porque cuando existe este sexo, compartido, entenderme, es a salto de mata, en coches, playas o cualquier "recuncho" que nos presten, esperando un finde de tapadillo para poder jugar a "las casitas" con la adolescente de turno, finjiendo ser mayores...aaaaiiiii.

Así vamos, eso si, como buenos adolescentes hijos de esta mamá sociedad con nuestros teléfonos (no sé si aún se llaman así) de última generación en el bolsillo de nuestros pantalones cagaos. Cotilleándonos las vidas en el patio del cole, o libro-cara si se prefiere, llegamos a hacernos una imagen virtual de nuestra vida social adormecida, eso si, con cientos, que digo cientos, miles de "amigos" igual de adolescentes que nosotros, que no paran de colgar, etiquetar, mandar, aceptar y decir "me gusta". Vidas retransmitidas a tiempo real, si, si, como si el contarlo hiciera que comerse un bocata fuera una experiencia extrema. Manteniendo conversaciones adolescentes o guasapitos, tililín, tililín. Cualquier cosa que nos mantenga bien distraidos, dormiditos.

Para no perder costumbres adolescentes seguimos viviendo en casa-padres; o volviendo temporadas a ella en el mejor de los casos, ya que eso significa que hemos podido vivir algo semejante a una vida madura en alguna parte del planeta, casi siempre como emigrantes adolescentes que no sabemos de la misa la mitad allá donde aterrizamos, cometiendo todos los herrores clásicos del adolescente perdido.
Este hecho parece que se estira hasta el infinito y más allá, suplantado como máximo por la meta vital de vivir compartiendo piso tipo estudiantes con quien se tercie, para un libro gordo daría esto.

Decían que eramos JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) pero seguimos acumulando trabajos basurilla, mal pagados, estancias en prácticas, becarios perpetuos con barba bien cerrada, haciendo botellón como única opción de diversión, de relación...y claro así quién puede crecer??

Todo esto me surge cuando veo que algún perpetuo adolescente le explota en la cara alguno de los compromisos clásicos que a su edad nuestros padres ya habían adquirido pero hacía muuuucho tiempo. Del tipo: Hipoteca, casarse, tener hijos, plantar un árbol, escribir un libro, decidir si eres de los beatles o rollings, decir  Ailoviu aunque escueza...ojopláticos quedamos.

Para mi está claro lo que sucede en estas situaciones, TODO EXPLOTA, porque los eternos adolescente nunca hemos vivido tales cosas ni de lejos, ni nada que se le acerque vamos y nos gestionamos todo esto como buenamente podemos.

Y con esta reflexión os dejo, que me voy a jugar a wiwir...


12 comentarios:

  1. Ésto me suena... ;)


    Los adolescentes de ahora no son los adolescentes que fuimos. Nuestra adolescencia valió mucho la pena, porque nuestros valores de infancia fueron más sólidos y completos.

    Yo no sé si soy una eterna adolescente, una niña perpetua en un cuerpo que se avejenta a cada paso, no sé si es complejo de peter pan o falta de responsabilidades... no lo sé. Pero si dejo morir esa niña que juega a ser mujer cada día dentro de mí... moriré yo tambíen. :p


    Un besazo!!!

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  2. y claro que te suena, si cuando te estaba comentando estaba diciendo, esto es una entrada y ahí está. Gracias por esa oportunidad.

    Nunca pierdas esa niña que llevas dentro, que es presente, ese ser de luz, claro que es genial tener eso dentro...yo me refería al adolescente que parece que nos obligan a ser, el rol, no el sentimiento, sino las condiciones.
    No te mueras Dalicia, si acabas de nacer hace na.

    Beijinhos

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  3. Magnifica reflexión!!!

    Has resumido y expuesto con total sencillez el mundo de hoy, y leyéndolo así, como lo cuentas, resulta aún mas absurdo de lo que es en realidad, una vida llena de materialismos y adquisiciones absurdas, todo el mundo igualitos, las mismas ropas, los mismos coches, los mismos teléfonos,(esos con nombre impronunciables) y el que no los tenga ya es un rarito o rarita..... Mal íbamos y mal vamos...

    Al leerte lo he visto claro ;D
    Yo que he sido siempre de las que he ido adquiriendo y absorbiendo sabiduría de todo tipo de tribus, que nunca he tenido ninguno de esos compromisos clásicos, que a lo mas que he llegado es a jugar a las casitas (termino que utilizaba en aquellos días ya lejanos), ahora descubro que lo que si soy es una eterna adolescente, efectivamente, mira por donde hoy, bueno ayer que fue cuando te leí a salto mata, descubro que tengo un nuevo término para mi "eterna adolescente" puf como me gusta.

    pienso que cuando se llega a una edad, la libertar impone, no me imagino yo teniendo que dar explicaciones al marido de donde voy y con quien voy, puf puf,puf.
    Eso si Suso tenemos que vivir en un mundo con unas reglas que no corresponden a nuestro juego.y eso a veces resulta un rollo...

    Bueno Suso, te dejo que me voy a jugar, si! a vivir!!!

    Un besito :)

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    1. "Pienso que cuando se llega a una edad, la libertad impone..." Por supuesto, y a eso me refería yo con esta entrada. A la necesidad que respiro en toda mi generación de poder liberarse de este rol de eterno adolescente, por eso lo escribí como lo escribí, no de la energía creadora de la odolescencia, ni de la rebeldía, ni de la necesidad de libertad, todo eso lo mantendremos dentro, con el niño que somos, pero si trataba de referirme a la necesidad que observo de romper con ese rol impuesto por las circunstancias de eternos adolescentes.
      Y el conflicto que genera cuando la vida te pone ocasiones delante para ser adulto, cosa para la que los eternos adolescente no estamos entrenados.

      Lo del mundo con reglas ni lo comparto, ni lo creo, mi juego es otro e intento seguir mis reglas, las que surgen de mi interior, sean las sociales o no; aceptando las consecuencias de no seguir las reglas de otros.

      Juega Nieves, juega, sin perder la sonrisa y la perspectiva de que todo esto es un juego.

      Biquiños.

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  4. Dicen que los 30 de ahora son los 20 de antes y los 40... pues eso, que tengo 30 y sí, es posible que en ocasiones me sienta como una adolescente, aunque ya madura cual manzanita caída del árbol. Madura digo porque asimilo las cosas mejor: las buenas y las malas. Porque he aprendido a disfrutar de otros ritmos (que poco tienen que ver con los de mi etapa de adolescente)y a no necesitar demasiadas cosas. Me refiero a las materiales, que las emociones son otra historia. Una se vuelve más desconfiada pero más sensible ¿cómo es posible? lo que antes te dolía ahora ni te roza el corazón y lo que te daba igual antes (con 20 pongamos)ahora te punza el alma. Qué cosas. La vida.

    Creo que, en cierta forma, no hay que dejar de ser adolescente, no sé, la búsqueda de la libertad, de la identidad...eso no hay que perderlo, pero desde luego hay cosas que no volvería a repetir, aunque también hay otras que echo de menos (la energía, sobre todo, y cierta carga de ilusión).

    En realidad me alegro de haber nacido en el año que nací y haber crecido con dos canales de tv, una comba para saltar, una pelota para jugar a balón prisionero, un estuche de lápices de colores y ningún móvil en veinte años vista. La verdad es que los de nuestra generación (30-40) no sabemos lo que tenemos. O si.

    Un beijo Suso. Una reflexión que embriaga.

    (yo casi me voy a dormir, a ver si me dejan).

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    1. Siento como tú, Sue, que en cierta forma no hay que dejar de ser el adolescente que fuimos, en la busqueda de libertad, por supuesto, eterna busqueda de identidad, que es un motorcito para plantearse cosas.
      La entrada la enfoqué a parodiar, con una sonrisa se lleva mejor todo, este rol en el que muchas personas de edad "media" estamos más o menos inmersos; y como esas circunstancias vitales, que cada uno nos hemos ido buscando, impiden poder dejar de vivir como adolescentes...pero sobretodo trataba de reflejar el choque que sucede cuando la vida te plantea una oportunidad de posicionarte como adulto, cuestión que en multiples ocasiones resulta casi imposible por el apego a ese rol de eterno adolescentes, por la falta de madurez emocional, porque manteniendo una vida adolescente hasta pongamos los 40 es muy difícil verse a la mañana siguiente con una hipoteca, un proyecto de futuro, un hijo, pareja o que se yo, un trabajo para años.
      Ojipláticos, así quedamos.

      Beijos Sue.

      (precisamente ayer nos cruzabamos comentarios de tus desveles, je,je,je presiento que ninguna de mis opciones te parecerán pertinentes).

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  5. yo tuve muy poca adolescencia, la verdad... terminé mis estudios y a los 22 años empecé a trabajar en la Administración. A los 23 me casé y ya tuve hipoteca. A los 28 tuve una hija. Cuando mi hija tenía 6 años me separé y ya la tuve que sacar yo sola adelante...

    Eso de la adolescencia eterna me parece muy lejano, aunque sí, supongo que son los tiempos que corren, y será lo que le tocará de vivir a mi hija que ahora tiene 21.

    Fueron buenos tiempos. Empezar a trabajar nada más terminar de estudiar es increíble. Más en aquella época donde todavía las mujeres estábamos bastante sometidas a nuestros padres, y después a nuestros maridos...

    En fin.
    biquiños,

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    1. A eso precisamente me intentaba referir con esta entrada, tú tuviste esa oportunidad, esos ciclos naturales-sociales a la edad precisa para poder dejar atrás la adolescencia y ser otras cosas. Lo has luchado, y eso es genial, porque has tenido esa oportunidad.
      Mi generación, la de los que veían la bola de cristal hemos ido enganchando trabajos con paros, volver a estudiar, salir de casa-padres, con volver una temporada para aterrizar (bendito colchón); el iniciar relaciones emocionales con otras eternas adolescentes, para luego vivir zozobras, naufragios y rupturas; porque si el rol que te impone la sociedad es de eterno adolescente, como te vas a comportar como un adulto con tu pareja??

      Tu hija creo que podrá crearse otras realidades, la siento capaz por lo que leo de ella, además de que contará con casi dos generaciones de eternos adolescentes que hemos chocado contra el muro antes que ella, esa experiencia le servirá, seguro.

      Biquiños y gracias por tu aportación.

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  6. Ay Suso, es que yo no tengo tanta armonía interior como tú, además, si no me dejan dormir mis horas no rindo. Y además no entiendo por qué los demás no pueden no molestar, como hace una. Es que no es tan dificil. Yo también podría poner la música a todo volúmen y gritar como si me estuvieran matando cuando follo, pero no lo hago, o al menos intento respetar el descanso ajeno (incluso he llamado alguna vez a la vecina de al lado -la que precedió a estos dos niñatos- para preguntarle si alguna vez ha escuchado ruidos molestos. Es más, he intentado elegir las horas en que ella no estaba para pasármelo bien). Así que no, no es tan difícil.
    Precisamente le pregunté el otro día a la chica del herbolario si tenía algo para ir animada al trabajo, para el cansacio vital también (por eso de que estoy un poquito desequilibrada con los vecinos, no duermo mis horas) "que parezco un seto" le digo, y me dijo "para lo del trabajo no tengo nada, pero jalea real y ginseng te vendrán bien para el cansancio".

    Y en esas estoy.

    Entendí tu parodia y es cierto eso de que algunos somos eternos adolescentes en el sentido de que ciertas "normas" o caminos preconcebidos no van con nosotros. Yo soy de las que no tardaré mucho en volver a la casa paterna (en cuanto no pueda pagar el alquiler).

    La vida.


    Beijos.

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  7. Ojalá tuviera tanta armonía interior, a mi lo que me funciona son los taponesl, unos supermonos de colorines que llevo siempre en mi mochila...

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  8. Qué lúcido, Suso. Lo has contado muy bien.

    No entiendo que nadie confunda la falta de objetivos con la libertad. La inmadurez con ser más felices.

    Creo que tu generación, que es la de mis hijos lo tiene peor en muchos sentidos. Nosotros teníamos la seguridad de que vivíriamos mejor que nuestros padres, que estábamos más preparados, que podíamos elegir trabajo, pedir aumento de sueldo, y hasta comprarnos un piso sin salirnos del presupuesto.

    Programar cuando queríamos tener hijos. Ya existían los métodos anticonceptivos y los úsabamos. Teniamos perspectivas más clara.

    Ahora hay demasiada incertidumbre para unos jóvenes a los que no se ha preparado para luchar. Entiendo que están asustados y desconcertados.

    A nosotros no nos facilitaban las cosas, yo me independié a los 17 años, y después de pasarme 10 en un internado cutre.

    Para atreverse a dejar la adolescencia alargada hace falta, como para muchas otras historias de la vida, no tener miedo y asumir responsabilidades.

    Como Aldraba, no tuve adolescencia, me casé con 21 recién cumplidos, me divorcié con 32 y con dos hijos a los que críar y educar de 8 años.

    Me siento libre, porque elijo y asumo qué quiero hacer con mi vida, y lo hago. Y asumo que me puedo equivocar y no pasa nada.

    Y cuando me apetece, saco a jugar a la niña que siempre me acompaña.

    Un abrazo, Suso,



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    1. Gracias porque siempre comentas desde esa tu experiencia, para hacer más grande la reflexión.

      Pienso que para dejar la adolescencia alargada, yo decía eterna, hay que querer dejarla, y crear otra realidad, la propia...como habeis hecho vosotras, y todas las generaciones anteriores.

      Abrazos Tesa

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