jueves, 26 de diciembre de 2019
domingo, 13 de octubre de 2019
10 años, se Lichinga coñeceu Teis...
Este año se cumplen 10 años de mi vuelta de aquel otro mundo, diez años!! aquel viaje que me llevó a vivir y ser en Mozambique.
Como me gusta celebrar las cosas, y generar momentos especiales, vivencias, expresiones auténticas, se me metió en la cabeza cerrar el círculo, y cómo...?
Pues lléndome un mes de paseo a Mozambique, para reencontrarme con el que fui en aquellas tierras, con el negro que llevo dentro, con la vida, la naturaleza, la carretera y sus "chapas", la aventura, el aburrimiento creador en sitios fascinantes.
En la mochila llevaba un presente, un libro para cada protagonista de aquella historia.
Así me planté en Lichinga un sábado, día de descanso, y tras llegar al residencial donde aterricé diez años atrás, me duché y salí a recorrer Lichinga. Las calles de polvo y tierra naranja (es época seca), el mercado con su barullo y vida, las motos llendo por cualquier parte, los colores, sonidos, olores. Lichinga huele a vida, a orines en las de 9 se esquina y fruta pasada, a flores y colonias exuverantes, a sudores vivos y frondosos verdes, suena a ruido, música, risas de peques, discusiones, viento.
Pasé por los puestos de verduras, con la intención de que alguna de aquellas vendedoras me reconociera, pues yo era incapaz de reconocer a la "mamá" que siempre me ofrecía más de lo que yo necesitaba, y me acababa colando en la bolsa uno o dos tomates de "vasela" (regalo). No sucedió el reencuentro.
Me dirigía a comer, en un take away de música atronadora, con hambre tras viaje, y el corazón en espera pues nadie había venido a buscarme al aeropuerto, tampoco lo pedí, sólo comuniqué con un: "Ya estoy en casa" y una foto del cartel de Lichinga.
Y por aquel local apareció al rato Mucavelle, compañero, amigo, siempre sonriente, voluntad de hierro. Nos abrazamos y comenzamos a hablar, como si hiciera un par de meses que no nos veíamos. Me narró su vida, como después de haberse desplazado de Maputo a Lichinga para apoyar el proyecto de Acuicultura, le fue encomendado dirigir el sector de acuicultura en la delegación de Niassa; y como tras la reabsorción del INAQUA por el ministerio de pesca, se convirtió en flamante Director Provincial de Pesca (un cargo que hace que forme parte del govierno provincial, lo más alto que se puede llegar en ese sector a nivel provincia)
Lo celebramos con una cerveza y muchas risas hablando de aquellos comienzo, las duras horas de coche, noches fuera de casa, el hambre y calor en el medio del "mato" con barro hasta las orejas y pensando que no iba a dar tiempo de hacer nada.
Pronto llegó Nicolau, aquel joven biólogo que contrataron para formarse en el proyecto y luego continuar con las actividades. Andaba de sábado con dos amigos que tras brindar por Suso y charlar un rato de la situación actual, me convencieron (cosa fácil) para acompañarlos a un cumpleaños.
Un sociólogo, un biólogo, un blanquito y un antropólogo (como en un chiste)
Allí Nicolau me presentaba como más que amigo, decía: "este hombre estaba el primer día que comencé a trabajar, me enseñó, me acompañó y lo que soy profesionalmente, se lo debo a él". Me ruborizaba y decía, no será para tanto, y él insistía, "que siiiiii" Los amigos me comentaban, que con todo lo que conocía del país, con mi experiencia y al volver a pasear por allí debía escribirlo para que quedase constancia (sonreía pensando el regalo que tenía en la mochila)
El lunes apareció por el hostal el viejo Pihale, ya jubilado, y allá nos fuimos de ociosos a pasear por Lichinga, visitando los nuevos comercios, calles viejas, cruzándonos con la vida de ese lugar, charlando sobre nuestras cosas. Tras un paseo que al sol del mediodía nos costó a los dos, nos sentamos en una terraza en la plaza central, viendo pasar la vida.
Le comenté el proceso que viví al volver a mi tierra tras aquella experiencia, cómo permanecí por largo tiempo "enganchado" a Lichinga, sin poder hacer otra cosa que desear volver, la tristeza que sentí...y cómo una forma de transformar eso, de soltar, fue trabajar durante meses para plasmar aquella vivencia en una exposición.
Cómo con esa exposición le conté todo aquello a mi familia, personas cercanas, barrio y toda persona que se acercara a verla.
Sus ojos brillaban con gratitud, volvíamos a recordar todas las actividades realizadas, las formaciones, como uno de los alumnos de la escuela profesional de N´gauma es ahora un extensionista contratado por Pescas para ese distrito, y como siempre habla de aquel blanco que le enseñó a "cultivar y seguir el crecimiento de los peces".
Luego le narré como un día una buena amiga que conocí en Lichinga, Campanilla, vino a visitarme a Teis, y como le mostré un pdf que había organizado con la exposición...y su sorpresa y palabras "Suso, esto es un libro, tienes que tratar de imprimirlo"
De ahí a la campaña de crowfunding, radio, mails, llamadas, como la gente iba respondiendo, poniendo ilusión y dinero, y justo cuando iba a decir que "al final...pudo hacerse" me agaché y saqué de mi mochila un ejemplar del libro.
Pihale se quedó totalmente callado, con una sonrisa complice "El Sr Jesuuuus, al final" y comenzó a pasar páginas, y se vió en aquellos caminos de barro, y en los tanques de peces con los alumnos alrededor, se emocionó muuuuchooo. Repetía como mantra " hicimos algo" y luego un sentido: "Este libro es para mi hija, que está estudiando Forestales en la Universidad, para que sepa lo que hizo su padre"
Como me gusta celebrar las cosas, y generar momentos especiales, vivencias, expresiones auténticas, se me metió en la cabeza cerrar el círculo, y cómo...?
Pues lléndome un mes de paseo a Mozambique, para reencontrarme con el que fui en aquellas tierras, con el negro que llevo dentro, con la vida, la naturaleza, la carretera y sus "chapas", la aventura, el aburrimiento creador en sitios fascinantes.
En la mochila llevaba un presente, un libro para cada protagonista de aquella historia.
Así me planté en Lichinga un sábado, día de descanso, y tras llegar al residencial donde aterricé diez años atrás, me duché y salí a recorrer Lichinga. Las calles de polvo y tierra naranja (es época seca), el mercado con su barullo y vida, las motos llendo por cualquier parte, los colores, sonidos, olores. Lichinga huele a vida, a orines en las de 9 se esquina y fruta pasada, a flores y colonias exuverantes, a sudores vivos y frondosos verdes, suena a ruido, música, risas de peques, discusiones, viento.
Pasé por los puestos de verduras, con la intención de que alguna de aquellas vendedoras me reconociera, pues yo era incapaz de reconocer a la "mamá" que siempre me ofrecía más de lo que yo necesitaba, y me acababa colando en la bolsa uno o dos tomates de "vasela" (regalo). No sucedió el reencuentro.
Me dirigía a comer, en un take away de música atronadora, con hambre tras viaje, y el corazón en espera pues nadie había venido a buscarme al aeropuerto, tampoco lo pedí, sólo comuniqué con un: "Ya estoy en casa" y una foto del cartel de Lichinga.
Y por aquel local apareció al rato Mucavelle, compañero, amigo, siempre sonriente, voluntad de hierro. Nos abrazamos y comenzamos a hablar, como si hiciera un par de meses que no nos veíamos. Me narró su vida, como después de haberse desplazado de Maputo a Lichinga para apoyar el proyecto de Acuicultura, le fue encomendado dirigir el sector de acuicultura en la delegación de Niassa; y como tras la reabsorción del INAQUA por el ministerio de pesca, se convirtió en flamante Director Provincial de Pesca (un cargo que hace que forme parte del govierno provincial, lo más alto que se puede llegar en ese sector a nivel provincia)
Lo celebramos con una cerveza y muchas risas hablando de aquellos comienzo, las duras horas de coche, noches fuera de casa, el hambre y calor en el medio del "mato" con barro hasta las orejas y pensando que no iba a dar tiempo de hacer nada.
Pronto llegó Nicolau, aquel joven biólogo que contrataron para formarse en el proyecto y luego continuar con las actividades. Andaba de sábado con dos amigos que tras brindar por Suso y charlar un rato de la situación actual, me convencieron (cosa fácil) para acompañarlos a un cumpleaños.
Allí Nicolau me presentaba como más que amigo, decía: "este hombre estaba el primer día que comencé a trabajar, me enseñó, me acompañó y lo que soy profesionalmente, se lo debo a él". Me ruborizaba y decía, no será para tanto, y él insistía, "que siiiiii" Los amigos me comentaban, que con todo lo que conocía del país, con mi experiencia y al volver a pasear por allí debía escribirlo para que quedase constancia (sonreía pensando el regalo que tenía en la mochila)
El lunes apareció por el hostal el viejo Pihale, ya jubilado, y allá nos fuimos de ociosos a pasear por Lichinga, visitando los nuevos comercios, calles viejas, cruzándonos con la vida de ese lugar, charlando sobre nuestras cosas. Tras un paseo que al sol del mediodía nos costó a los dos, nos sentamos en una terraza en la plaza central, viendo pasar la vida.
Le comenté el proceso que viví al volver a mi tierra tras aquella experiencia, cómo permanecí por largo tiempo "enganchado" a Lichinga, sin poder hacer otra cosa que desear volver, la tristeza que sentí...y cómo una forma de transformar eso, de soltar, fue trabajar durante meses para plasmar aquella vivencia en una exposición.
Cómo con esa exposición le conté todo aquello a mi familia, personas cercanas, barrio y toda persona que se acercara a verla.
Sus ojos brillaban con gratitud, volvíamos a recordar todas las actividades realizadas, las formaciones, como uno de los alumnos de la escuela profesional de N´gauma es ahora un extensionista contratado por Pescas para ese distrito, y como siempre habla de aquel blanco que le enseñó a "cultivar y seguir el crecimiento de los peces".
Luego le narré como un día una buena amiga que conocí en Lichinga, Campanilla, vino a visitarme a Teis, y como le mostré un pdf que había organizado con la exposición...y su sorpresa y palabras "Suso, esto es un libro, tienes que tratar de imprimirlo"
De ahí a la campaña de crowfunding, radio, mails, llamadas, como la gente iba respondiendo, poniendo ilusión y dinero, y justo cuando iba a decir que "al final...pudo hacerse" me agaché y saqué de mi mochila un ejemplar del libro.
Pihale se quedó totalmente callado, con una sonrisa complice "El Sr Jesuuuus, al final" y comenzó a pasar páginas, y se vió en aquellos caminos de barro, y en los tanques de peces con los alumnos alrededor, se emocionó muuuuchooo. Repetía como mantra " hicimos algo" y luego un sentido: "Este libro es para mi hija, que está estudiando Forestales en la Universidad, para que sepa lo que hizo su padre"
domingo, 27 de mayo de 2018
domingo, 29 de abril de 2018
Si es machista no es justicia
Si lo que está sucediendo no te revuelve, remueve y rebela....haztelo ver.
Que dice sobre El sexo sin consentimiento (clika en el logo)
lunes, 9 de abril de 2018
domingo, 1 de abril de 2018
lunes, 15 de enero de 2018
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