En ocasiones medito, todo parece fluir, y en ocasiones me siento a meditar, con postura, respiración y conexión (os acordáis de
mi primera vez)...
En Teis me cuesta mucho encontrar un lugar para meditar. En casapadres imposible, sobretodo con la obra faraónica que están haciendo en la calle (
con escapes de gas, agua y maquinas a todas horas). Mi lugar,
la carballeira da Guia, un bosque de robles cercano a casapadres me sirvió durante primavera, pero ahora se llena de gente, perros paseando, niños gritando, además de que esta semana son allí las fiestas del barrio, así que hasta dentro de algún tiempo mantendrá un estado sucio y deplorable para sentarse descalzo.
Llegamos así al otro día que me sentí especialmente inspirado, con ganas (no siempre es así) cogí una tela, la botella de agua, una chaqueta y me fui a una calita entre piedras, donde jugué en mi niñez: “La peña del cabrón” pero qué pretendo yendo a sitio con este nombre a meditar?
Al llegar, una pareja, y un chico,bien, esto puede ser poca gente en una calita de unos veinticinco metros de largo (con marea baja). Me senté y ya ni me quité la camiseta, comencé a respirar y entré en un bienestar increíble, sintiendo el calor del último sol de la tarde, sintiendo la postura de mi cuerpo, la espalda recta, las piernas en loto, el aire que entraba en mis pulmones, el soniquete del mar....si, todo era relajarse, sentirse, entonces una parte de mi mente se activó con la charleta de la pareja, así que tuve que concentrarme para no concentrarme, para no escuchar, para dejar pasar, para respirar, cuando lo estaba consiguiendo llegó una mujer que se puso justo delante mía, oculta por una piedra, sin parar de moverse compulsivamente y de cuando en vez hablando en voz alta, entonces tuve que no juzgar, no pensar: “que bien que yo no estoy así de acelerado” o “pobre” nada, simplemente sentir su presencia, sin mente, sólo presente, complicado, sobretodo con la otra pareja encendiendo animadas polémicas a mi diestra.
Por si fuera poca la prueba, siento ladrar un perro, y cuando se acerca el ladrido escucho una voz:
-“Para de ladrar, “meu”, pesado, y vete allí a joderle el nirvana a aquel!!”
Noooooooo, vaya prueba, una amiga vacilona, Lu, y su perro ladrador (y mordedor), meu. La pizpirata Lu comenzó a tirarle la pelotita al perrito justo delante de mi cuerpo, acompañado de improperios, risitas, humos y comentarios. Supongo que para hacerme el favor de comprobar si realmente estaba a lo que estaba o qué, que anda por ahí mucho flipadillo poniendo postura de loto a la puesta de sol para quedar bien y posturear.
Mi respirar no se alteró demasiado, me introduje en mi, en la postura, la sensación, la brisa en mi piel, todo lo que me rodeaba, rocas, arena, aire, gente...pero qué de pruebas en un sitio que podía ser tan chulo.

Cala de la peña de cabrón cubierta por la marea, foto de Teixano.
Entonces llegó otra mujer, con otro perro, este debía estar entrenado contra los mimos, los hombres estatua y los meditantes, porque se puso a medio metro de mi a ladrar con una fuerza y un rollo. A lo que siguieron los ladridos del “meu” y las risas de Lu, su dueña. Abrí un poco los ojos por si al perro este se le daba por comprobar si mi carne era mística o terrenal, y poco a poco fui volviendo de mi estado.
Al rato me saludaba Lu con una risilla: “¿Pero no te has enterado?” Si, pero no le he dado ninguna energía, como si sólo lo observara. “Aaaaa, pero sabías que estaba? No notaste la pelota, que casi te doy con ella en la cabeza,je,je,je” Como no, pero lo sentí como sentí el mar...
Cuando se fue todo el mundo me quedé sonriendo, el cielo estaba rojo con unas nuves rasgadas y un fin de día celeste, así que decidí que todo estaba bien y que iba a regalarme un poquito más de meditación, ahora si....
Que fácil, en un instante ya estaba entrando en una paz increible bajan las escaleras dos personajes del barrio (asiduos del ¿bar? Goma3, con ese nombre imaginaros, nada bueno) con sus rastrillos de marisqueo ilegal y sus botas altas,charlando de la marea con esas voces afónicas eternas, de polvaredas, tabacos y platas. Seguía observando, hasta que sentí a uno acercarse y entraabrí los ojos para verle desabrocharse el peto de las botas, yo lo observaba sin pensar, quieto, él se acercaba en dirección a mi lado, sus cuatro dientes agarraban un pitillo, sus gafas de culo de botella anticipaban lo peor.
“Eeeeee, que tienes una persona aí delante!!!” Le espetó el otro furtivo, pensando lo mismo que yo en ese momento: Este se me mea enciama...Me levanté y me fui riendo hasta casa, anda qué, tratar de meditar en mi barrio, casi me convierto en "Desimeo" el meditador, tengo cada cosa, o no?