A primeira hora da mañá amasamos os kilos e kilos de fariña, cada quen escolleu a súa convinación eu fixen dúas parte de fariña de trigo integral (e ecolóxico, coma case todo o que se consume nesta casa) por unha parte de centeo, e media parte de espelta (trigo antigo ou trigo do país, máis pequeno e forte) misturados co levedo nai, un levedo caseiro, que é un organismo vivo, coas súas necesidades.
Un pouco de sal e a seguir removendo (non hai fotos do proceso porque todos andabamos coas mans na masa)
Saímos o sol tras deixar un tempiño que a masa subira co levedo nai, que por certo, manteñen vivo na casa Ioscar e Analia, dándolle de comer fariña e cariño.
Momento intenso o de introducir os bolos, porque hai que facelo con coidado e rápido.
Pero empecemos por el principio:
A primera hora de la mañana amasamos los kilos y kilos de harina, cada uno escogió su combinación; yo trabaje con: dos partes de harina de trigo integral (y ecológico, como casi todo lo que se consume en esta casa) por una parte de centeno, y media parte de espelta (trigo antiguo o trigo del país, más bajo y fuerte) mezclado con levadura madre casera, que es un organismo vivo, con sus necesidades.
Es todo un proceso, hay que hacer un pequeño agujero en el medio de la harina e ir echando agua templada poco a poco, y dándole a las manospara mover y remover, y así ir amasando, sin parar.
Un poco de sal y a seguir removiendo (no hay fotos de esta parte del proceso porque todos estábamos con las manos en la masa).
(Foto 3 lume)
El Reguis y yo fuimos los encargados de darle candela al horno, entramos en una especie de catarsis con el fuego, calorcito en la cara, y conversación sobre todo, tal que casi acabamos con el montón de leña que recogieran los vecinos...pero iba cogiendo forma.
El horno tiene que ser calentado hasta que las paredes queden totalmente blancas, veis el color que está cogiendo? Pues si, el calor hace que la piedra se ponga blanca, y allí donde está la leña no cambia el color, así que hay que moverla, mirarla, y estar atento del horno. Una vez todo blanco se quita las ascuas.
Salimos al sol tras dejar un tiempo para que la masa subiera con la levadura madre, que por cierto, la mantienen viva en casa Ioscar e Analía, dándole de comer harina y cariño.
(foto6 meu bolo)
Mi masa la amasé como me indicó Ioscar, con cariño, sin pegarle, dejando que ella misma encontrara su forma, y por encima le eché un poco de sésamo para seguir como crecía y evolucionaba mi creación.
Una vez hechos todos los bollos, trasladamos la madera donde estaban para el horno.
(foto7 Ioscar mestre forneiro)
Momento intenso el de introducir las bollas, porque hay que hacerlo con cuidado y rápido.
Una vez introducidos las bollas en el horno todo fue mucho más rápido de lo que yo pensaba, en dos risas nuestro pan tenía esta pinta. (Foto8 pan asomando pola porta)
(foto 9 Unha carriña de pans).
(foto 10 e que repousen tras o parto)
Y dejarlos asentarse, con aire por debajo, para eso son los palos, acaban de venir a este mundo, y aún no están asentados.Continúa aquí
Por el camino voy conociendo a gente especial, tengo la convicción de que los llamo, de que los necesito en mi experiencia vital para aprender, para compartir, para crecer... para sentirme parte de cosas más amplias, para sentir cambios, aperturas.
ResponderEliminarHace casi dos meses (el verano es terrible) compartí un finde maravilloso con gente especial, entre ellos Ioscar y Analía, anfitriones de esta "fornada de portas abertas".
Muerte roja
ResponderEliminarQue suerte la tuya en tener a mano esta experiencias, estas jornadas tan especiales y didácticas.
Luego lo probarías para ver como estaba de bueno no?
Me encanta el gallego, suelo escuchar a luz casal cantar en gallego, creo que es un idioma mágico ( bueno ahora no se si es un dialecto o un idioma,ya me dirás)
El caso es que leo tu entrada hasta en gallego que no me entero de mucho como comprenderas...
Saludos y besos:)
Que pinta tiene ese pan, con un poco de queso y un vasito vino, el día completo.
ResponderEliminarUna buena experiencia esa la de hacer nuestro propio pan.
Un abrazo
Qué buenoooo!!!!
ResponderEliminarÑam, ñam.
Los mejores croisant los probé en un pueblo de León (que ni está en los mapas), los hacía una vecina de la casa rural en la que yo me alojaba, regentada por un compositor austriaco y un fisioterapeuta catalán. Ambos encantadores. En realidad todo el lugar lo era.
No sé por qué tu entrada me ha recordado a aquellas vacaciones
Beijos.
SUE.
nunca fixen o pan... cando eu frecuentaba a aldea de meu pai, era pequena e non me interesaban esas cousas, é mais, cando tiña que ir á aldea, ía de moi mala gana...
ResponderEliminarpero fai tempo que a casa da aldea vendeuse e xa non visito o medio rural... mágoa!... agora podería disfrutar mellor dun montón de cousas
o mais cercano a amasar que fago é cando fago as albóndigas... encántame sentir as bolechas na man e darlles forma...
nótase que o pasaches ben... agora terás que contarnos cómo che supo o pan... non dúbido que tuvo que saberche a gloria bendita.
biquiños,
Aldabra
Vida vermella, o galego é unha cosmovisión, un xeito de sentir o mundo, un arrecendo na praia, unha sarabia na cara, un luar,un lume, unha morriña...o galego é todo o que ti queiras que sexa.
ResponderEliminarBiquiños.
yraya como si lo estuvieras viendo por un agujerito, tal cual oyes. Un abrazo.
Sue, porqué va a ser, porque esa gente vivía lo que hacía, y este finde fue de eso, de vivir, sentir, y hacer...entre otras cosas pan, que como escusa no está mal. Un beso
Aldabra nunca é tarde, mesmo nun forno normal de casa podese facer pan, o importante é o cariño e os materiais.
Creo que nunca voltarei a comer pan do mesmo xeito, os comprados agora me saben a nada e menos!!
Apertas.
Vida vermella
ResponderEliminarQue bonito!!! Sempre me gustou o galego moito, o seu idioma, a súa cultura, a súa Música entusiásmame, o seu pasado celta, sempre o relacionei coa maxia e a natureza.
É xenial que nun mesmo país sexamos tan distintos e formemos un mesmo conxunto todos.
Biquiños :)