miércoles, 11 de agosto de 2010
El Amor III (según Krishnamurti)
Este texto viene de aquí
Pertenecer a otra otro, estar psicológicamente nutrido por otro, depender de otro, tiene que crear siempre ansiedad, temor, celos, culpa, y en tanto haya temor, no hay amor. Una mente dominada por el dolor nunca conocerá el amor; el sentimentalismo y la emotividad nada tienen que ver con el amor. Y, por supuesto, el amor nada tiene que ver con el placer y el deseo.
El amor no es producto del pensamiento, que es pasado; no es posible que el pensamiento pueda cultivarlo. El amor no está resguardado y preso en los celos, porque éstos pertenecen al pasado. el amor es presente, activo en todo momento. No es "amaré" o "he amado". Si usted conoce el amor, no sigue a nadie. El amor no obedece. Cuando se ama no hay respeto ni falta de respeto.
¿Sabe usted lo que significa amar realmente a alguien? Amarlo sin odio, sin celos, sin cólera, sin querer intervenir en lo que hace o piensa, sin condenar, sin comparar. ¿Sabe usted lo que eso significa? ¿Hay comparación donde hay amor? Cuando usted ama a alguien con todo su corazón, con toda su mente, con todo su cuerpo, con todo su ser; ¿hay comparación? Cuando usted se abandona enteramente a ese amor, no existe el otro.
¿Tiene el amor responsabilidad y deberes, y se le pueden aplicar esas palabras? Cuando usted hace algo por deber, ¿hay amor en ello? En el deber no hay amor. La estructura del deber en el que el hombre se ve atrapado lo está destruyendo. Mientras usted se vea obligado a hacer algo porque es su deber, usted no ama lo que está haciendo. Cuando hay amor, no hay deber no responsabilidad.
La mayoría de los padres, por desgracia, piensan que son responsables de sus hijos, y su sentido de la responsabilidad se manifiesta ordenándoles qué deben o no deben hacer, qué deben o no deben llegar a ser. Los padres quieren que sus hijos tengan una posición segura en la sociedad. Lo que ellos llaman responsabilidad es parte de esa respetabilidad a la que rinden culto. Y a mí me parece que donde hay respetabilidad no hay orden; sólo existe el interés por convertirse en unos perfectos burgueses.
Cuando preparan a sus hijos para que se adapten a la sociedad, están perpetuando la guerra, el conflicto y la brutalidad. ¿Llama usted a eso verdadero interés y amor?
Estar realmente interesado en alguien implica cuidarlo como lo haría usted con un árbol o una planta: regarla, estudiar sus necesidades, buscar el mejor suelo para ella, atenderla con amabilidad y ternura, pero cuando usted prepara a sus hijos para adaptarlos a la sociedad los está preparando para llevarlos a la muerte. Si amara a sus hijos no provocaría guerras.
Fotografía tomada en Charco Azul, El Hierro, marzo 2010.
Siguienta parte sobre El Amor aquí
Pertenecer a otra otro, estar psicológicamente nutrido por otro, depender de otro, tiene que crear siempre ansiedad, temor, celos, culpa, y en tanto haya temor, no hay amor. Una mente dominada por el dolor nunca conocerá el amor; el sentimentalismo y la emotividad nada tienen que ver con el amor. Y, por supuesto, el amor nada tiene que ver con el placer y el deseo.
El amor no es producto del pensamiento, que es pasado; no es posible que el pensamiento pueda cultivarlo. El amor no está resguardado y preso en los celos, porque éstos pertenecen al pasado. el amor es presente, activo en todo momento. No es "amaré" o "he amado". Si usted conoce el amor, no sigue a nadie. El amor no obedece. Cuando se ama no hay respeto ni falta de respeto.
¿Sabe usted lo que significa amar realmente a alguien? Amarlo sin odio, sin celos, sin cólera, sin querer intervenir en lo que hace o piensa, sin condenar, sin comparar. ¿Sabe usted lo que eso significa? ¿Hay comparación donde hay amor? Cuando usted ama a alguien con todo su corazón, con toda su mente, con todo su cuerpo, con todo su ser; ¿hay comparación? Cuando usted se abandona enteramente a ese amor, no existe el otro.
¿Tiene el amor responsabilidad y deberes, y se le pueden aplicar esas palabras? Cuando usted hace algo por deber, ¿hay amor en ello? En el deber no hay amor. La estructura del deber en el que el hombre se ve atrapado lo está destruyendo. Mientras usted se vea obligado a hacer algo porque es su deber, usted no ama lo que está haciendo. Cuando hay amor, no hay deber no responsabilidad.
La mayoría de los padres, por desgracia, piensan que son responsables de sus hijos, y su sentido de la responsabilidad se manifiesta ordenándoles qué deben o no deben hacer, qué deben o no deben llegar a ser. Los padres quieren que sus hijos tengan una posición segura en la sociedad. Lo que ellos llaman responsabilidad es parte de esa respetabilidad a la que rinden culto. Y a mí me parece que donde hay respetabilidad no hay orden; sólo existe el interés por convertirse en unos perfectos burgueses.
Cuando preparan a sus hijos para que se adapten a la sociedad, están perpetuando la guerra, el conflicto y la brutalidad. ¿Llama usted a eso verdadero interés y amor?
Estar realmente interesado en alguien implica cuidarlo como lo haría usted con un árbol o una planta: regarla, estudiar sus necesidades, buscar el mejor suelo para ella, atenderla con amabilidad y ternura, pero cuando usted prepara a sus hijos para adaptarlos a la sociedad los está preparando para llevarlos a la muerte. Si amara a sus hijos no provocaría guerras.
Fotografía tomada en Charco Azul, El Hierro, marzo 2010.
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