SI CUANDO UNO DE TEIS SALE AL CAMINO PASA LO QUE PASA

OS VENIS CONMIGO?


"Definitivamente no cambias de plan, NO TIENES PLAN! Te dejas llevar para donde sople el viento..." SMS de Noé en Rumanía.
"Donde hay un deseo hay un camino" Dicho africano, Javier Reverte en Vagabundo en África.
"Be Nothing...and them you live." Krishnamurti

lunes, 28 de junio de 2010

Enmanuel

Tras casi una hora de muy poca comunicación verbal y un montón de la otra, la buena, la de los ojos, la risa y la energía, tras un café, una cerveza y venga a ver mapas y venga a reir porque tardabamos diez minutos en decirnos cena y desayuno (yo había regalado el diccionario a una rumana que estuvo en España ese mismo día). Pues tras todo eso no sabía si podía quedarme en aquella pensión o no, aunque intuía que si.

Al llegar al Comuna de SANT (así le llaman a los pueblos, no es que sean hipys) vi dos carteles de pensión, uno subía una cuesta y el otro la bajaba, así que decidí bajar, y así acabé ne la casa de Emil Siviu Grapini, Secretario del ayuntamiento, quién lo diría viéndolo ahora en bañador, sin camiseta, todo sonrisa, nada de inglés, nada de español, pero todo bondad y hospitalidad, y su mujer más. Los dos y una hija preadolescente me rodeaban y mimaban como si fuera de la familia.


(Comuna de Sant)

El secretario me presentó a su vecina, la "española" que se pasó media tarde practicando su español de Motril, me parto, contándome lo mucho que le gustaba estar allí, sus trabajos en invernaderos y restaurantes y demás, con un bebé en brazos, que habían engendrado en España, ya que a su marido lo conoció en una discoteca allá, una noche de fiesta, y al hablar descubrieron que él era de Sant y ella de un pueblo a 20 kilometros: "Nunca nos hubiesemos conocido de no haber ido a España". Al bebé lo colmaban de mimos toda la chiquillada del barrio, que se divertían observándome y escuchando hablar español.


Después de un merecido descanso, esta pensión es más una casa que una pensión, comer todo lo que quería y pagar por todo 70 leis, unos 16 euros, el secretario se preocupó de hablar con el cabañero de la cabaña Diana, al pié de la montaña y apalabrar que me subiera y bajara y me atendiera bien. Me acompañó hasta el punto convenido, esta vez bestido de riguroso negro, y se fue al ayuntamiento, que quedaba enfrente, viendo de cuando en vez por la ventana para asegurarse de si me había ido o no.

El cabañero, todo un personaje, con una lesión en la pierna que lo hacía andar valanceándose, un bigotillo huidizo, fumador empedernido, con una voz de resaca permanente. Me ofreció una cerveza nada más subir al desvencijado polito: "no gracias, desayuné mucho".
El hombre tomó por bueno eso de que yo no hablaba rumano pero lo entendía y metralleaba histórias e información que yo seguía de lejos. Maldita la hora en que le dije que Iesus, en rumano era Enmanuel, desde entonces Enmanuel para aca, Enmanuel para allá, que si estás casado, Enmanuel? Enmanuel te gusta la montaña? que si ya me dijo el secretario que buceaste con un tiburón ballena en África del Sur. Bonito Enmanuel!!!

Y así iba subiendo un cuestón con aquel coche que trataba como si fuera un 4x4. Llegamos a la cabaña y me dediqué el resto del día a pasear por un bosque cercano y ver pájaros, dormir siestas en prados, comer y ordenar pensamientos varios.

Al día siguiente me levanté a las 5, tenía por delante una dura jornada y no quería que me cogiera el calor. Salí al fresco amanecer y comencé a subir y subir, por un prado en el que apacieron unos caballos. Abajo entre las brumas el pueblo de Sant, pequeño y normal, pero que me había tratado de una forma espectacular. Al llegar al primer cruce vi a una pareja de montañeros rumanos, algo mayores, pero en forma, que transpiraban a mares, saludé y seguí camino, aunque pronto me dieron alcance y me pasaron, claro. Yo a lo mio, caminar, respirar, hombre mira rododendros en flor, una fotillo, sigamos pues. La ascensión brutal, primero un repecho de 1835m, el pico Cobasel, que al final se ponía tontorrón imitando a sus primos mayores. Para llegar a aquel punto había que superar un desnivel ya que la cabaña estaba a unos 900m.

Luego subir a un encrestado pico de montaña pura, ya pelada de árboles, con matorral bajo, en algunas zonas los rojos rododendros estaban en flor, fascinando mis ojos con la mezcla rojo-blanco nieve, verde prado. Foto foto foto, y a seguir sudando.


(foto con rododendros, y los tres picos, el más cercano el Rossu, seguido de lneut y al fondo el Ineu, mi meta!)


Sube que te sube al primer pico de la jornada, el Rossu con sus 2113m, su viento fresco, y la visión de lo que me faltaba por delante, ahora baja, ahora sube de nuevo, luego baja, y asi hasta la base de mi meta, el segundo pico más alto del parque, el Ineu, con sus 2279m, me costó tres horas y pico llegar a la base de este desde que salí de la cabaña. Por aquel entonces ya estaba desatao, había rebasado a los aguelos e iba a todo felispín hacia la cima. Paré un momento a dejar una botella pequeña de agua enterrada en la nieve del borde del camino, para recogerla al bajar.

Y por fin, a las 10:30 pasadas, hacía mi tercera cumbre del día, el Ineu, acompañado por un aguila que remontaba una clina y se perdía en el horizonte.
Me senté a disfrutar del paisaje, el lago Lala Mica, y el Lala Mare un poco más abajo. Hacia el otro lado la inmensidad del parque con sus cumbres, creí reconocer el Pietrosu, donde hacía unos días había estado.

Al bajar del Ineus me cruce con un grupo de domingueros, que montaban un follonazo en una lengua de nieve, vaya gente, vienen a un templo de paz a gritar. Recogí mi botellita y me fui antes de que me contaminaran.

El caminar sin carga a la espalda es toda una sensación después de haberlo hecho con un mochilón.


Parecía tener el turbo, subía y subía. En el Rossu a la vuelta, recogí un poco de nieve y me hice un cafe frapé con un sobre que llevaba, se puede ser más posturitas? pues si, porque saqué la cámara y me hice unas fotos. Me desternillaba yo solo.



Las nuves me acompañaban, refrescando la vuelta, era mi última jornada montañera en Rumanía, y me sentía profundamente agradecido a la vida, por estos regalazos!!!

2 comentarios:

  1. Ay, Suso, que detallazo hacer coincidir tu tupé con uno de los picos de la montaña.

    Se te ve feliz y espléndido como estas historias que cuentas tan entrañables que a veces parecen salidas de una novela de García Márquez.

    Qué buena pinta el frapé!

    Besos,

    ResponderEliminar
  2. Bueno lo del tupé fue pura suerte, con el café en una mano y la camara en la otra...
    No sé si feliz es la palabra, pero que estoy rercorriendo el camino que me apetece, y entreteniendome en lo que me gusta, seguro.
    El frape con nieve de cumbre conseguida es increible, refrescantemente victorioso.
    Besos

    ResponderEliminar

palabras del camino

Cosas del camino...